- El noble de la mano en el pecho (1580): Uno de los retratos más emblemáticos de El Greco, este cuadro transmite dignidad, misterio y profundidad psicológica. La identidad del modelo sigue siendo incierta, lo que aumenta su intriga.
- La Santísima Trinidad (1577-1579): Obra maestra de la emoción religiosa, este retablo combina la influencia manierista italiana con la espiritualidad expresiva que define el estilo maduro de El Greco.
- La Adoración de los Pastores (1612-1614): Esta obra tardía, posiblemente destinada a la propia tumba del artista, es una representación arremolinada y extática de la luz divina y la reverencia terrenal.
- San Andrés y San Francisco (1595-1598): Una poderosa yuxtaposición de dos santos, que demuestra la habilidad de El Greco para transmitir la intensidad espiritual y el carácter interior.