Mejor momento para visitar Ávila
Temporada alta (abril-junio, septiembre-octubre): Es cuando Ávila brilla. El tiempo es suave, el cielo está despejado y los muros dorados de las ciudades parecen aún más mágicos bajo la suave luz del sol. La primavera trae flores florecientes por el casco antiguo, mientras que el otoño añade un toque acogedor con brisas más frescas. Los visitantes acuden en masa cuando el tiempo es perfecto para hacer turismo, así que espera calles animadas y un montón de oportunidades para ir de café en café.
Temporada baja (noviembre-marzo, julio-agosto): El invierno convierte a Ávila en un paraíso festivo, con luces de Navidad que titilan por las calles medievales y menos aglomeraciones en sus famosos monumentos. Puede refrescar, pero eso sólo hace que un plato caliente de judías del Barco (el famoso potaje de judías de Ávila) sea aún más satisfactorio. Por otro lado, el verano puede ser caluroso y tranquilo; los lugareños huyen a lugares más frescos, dejándote las calles más vacías pero con un intenso sol de mediodía. Si visitas la ciudad en agosto, limítate a los paseos matutinos y vespertinos para evitar el calor.
¿Quieres el mejor equilibrio? El final de la primavera o el principio del otoño te ofrecen la mezcla perfecta de tiempo agradable y menos aglomeraciones. Es ideal para recorrer los muros, explorarlos a tu ritmo y disfrutar de una larga y perezosa comida en una plaza bañada por el sol.